De cómo la jardinería puede ayudar a mejorar tu salud física y mental

Todos sabemos que un paseo por un jardín, un parque, una senda de montaña o cualquier lugar verde nos resulta agradable y nos relaja. Varios sentidos resultan estimulados debido a la exposición a la naturaleza, ya vivamos en pleno centro ciudad o en el campo. 

Lo que muchos de nosotros no sabíamos es que la jardinería y la horticultura se está utilizando actualmente como terapia para mejorar el estrés, la depresión, la ansiedad, y otras patologías que afectan a nuestra salud mental. Esto se está realizando a través de jardines comunitarios, de algunos presentes en los alrededores de hospitales, de huertos urbanos compartidos como los que ya existen en muchas de nuestras localidades, nuestro jardín por muy pequeño que sea o simplemente unas macetas en nuestro balcón podrían ayudarnos inmensamente a aliviar estos síntomas que tanto nos angustian.

De cómo la jardinería puede ayudar a mejorar tu salud física y mental

 

Cuando estás enfrascado en estas actividades te concentras completamente, pero de una manera casi mecánica, no piensas detenidamente en lo que estás haciendo, sino que sin más lo haces; tienes que quitar las hierbas improcedentes (o “malas hierbas”), o tienes que sembrar los tomates porque sino no llegarás a tiempo de obtener frutos.

Así que una vez has obtenido las semillas, preparas un semillero rellenando cada hueco con el sustrato adecuado, y una vez lleno lo dejas en una bandeja con agua para que se humedezca, una vez humedecido dejas el semillero encima para que absorba el agua, después plantas la semilla, la espolvoreas con un poquito del mismo sustrato o vermiculita, y te aseguras de que tiene la temperatura y humedad adecuadas durante días hasta que germina.

Toda esta actividad que no nos resulta excesivamente complicada pero la hacemos concentrados. Esa forma de concentración, casi meditación, consigue que olvides durante un rato tus problemas y te centres en abrir distintas perspectivas que a veces no conseguimos ver. 

Es una actividad que debes llevar a cabo rutinariamente y de forma habitual, porque sino esas semillitas recién germinadas se te morirán, o esas plantitas bebés dejarán de crecer si no las cambias a una maceta algo más grande, o esa planta que crece maravillosamente en verano y que disfrutas tanto de ella no lucirá ni la mitad de bonita sino la podas en su momento justo. 

De alguna manera te estás obligando a cuidar de otra cosa o ser que no eres tú, parece que no pero ayuda mucho.

Concentrarse en sembrar semillas por ejemplo proporciona alivio durante meses ya que la atención que esa plantas requieren tiene cierta duración; por no hablar de la satisfacción de ver florecer, o de obtener un fruto, de algo que has sembrado tú con una semillita enana. La felicidad cuando ves que germinan y que les salen las primeras hojitas es imbatible, y lo has hecho tú con tus manos.

Compartir plantas a través de esquejes por ejemplo, o ayudar en las tareas complicadas a otras personas, nutrirse de la sabiduría de personas que llevan cultivando un tiempo trae felicidad y satisfacción a todos. Y al mismo tiempo conlleva esa interacción social que de otra manera, en situaciones de depresiones o bajadas emocionales, no querrías o directamente no te importaría. 

La comunidad jardinera en internet y sus redes sociales es de lo más sano y amigable que hay en el entorno virtual. Yo no he presenciado nunca un enfrentamiento.

Ahora ya hay también muchas escuelas y colegios que montan su propio huerto o su jardín, en algunos casos un “sensory garden”, o jardín de los sentidos, pues resulta beneficioso para los niños en distintos campos:

Por otro lado la exposición a la tierra está científicamente comprobado que estimula la producción de serotonina. La universidad de Bristol junto con la University College of London han descubierto una bacteria que actúa elevando los niveles de serotonina; Mycobacterium vaccae es una sustancia que sigue siendo objeto de estudio, que está presente en la tierra, y que por lo visto replica los efectos de fluoxetina (principio activo del conocido fármaco llamado Prozac). 

De ahí que muchas personas que practican la jardinería, ya sea amateur o profesionalmente, te dirán que el jardín o esa práctica es su “lugar feliz”, su oasis, su paraíso; su estrés se reduce y su ánimo mejora cuando lo practican. Estos microbios antidepresivos presentes en la tierra provocan que produzcamos niveles de serotonina mayores y hay que tener en cuenta que bajos niveles de esta hormona están relacionados no sólo con la depresión sino también con la ansiedad, la agresividad, el desorden obsesivo compulsivo, e incluso el síndrome del intestino irritable, y la fibromialgia. 

Al mismo tiempo que estudios recientes han descubierto también que dicha bacteria contiene un ácido graso antiinflamatorio que también nos beneficia. Es un win win que se llama en el mundo empresarial, con la jardinería no fallas!

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